Pocos temas son tan controversiales en la iglesia como el papel de la mujer, especialmente lo concerniente a la ordenación de mujeres para el oficio de ancianas.
En la historia de la iglesia la mujer ha sido sin lugar a dudas objeto de opresión y marginación. Sin embargo, los modelos más progresistas tienden a ignorar las diferencias establecidas por Dios entre hombres y mujeres. Mientras en el modelo tradicional la iglesia niega de manera arbitraria a la mujer la oportunidad de desarrollar algunos de sus dones espirituales, el modelo progresista ignora la manera en la que la biblia establece cómo deben servir los hombres y las mujeres en la iglesia.
Primero debemos aclarar que la posición aquí presentada con respecto a la ordenación de las mujeres para el oficio de ancianas está sustentado bajo la convicción de que la palabra de Dios es la única regla para la fe y la conducta y que lo que creemos “bueno” y “malo” debe provenir de esa palabra, de otra manera, toda discusión que tenga que ver con asuntos de ética y conducta se convierten en asuntos de opinión personal o popular. No podemos hablar de justicia y verdad si no reconocemos esa verdad objetiva de la palabra de Dios.
En estos días muchas personas acusan a la iglesia en general de oprimir a las mujeres. Otros afirman además que en la biblia y en especial en las epístolas del Apóstol San Pablo la mujer es tratada de forma injusta. Lo cual debe llamar nuestra atención seriamente ya que cómo cristianos creemos en la autoridad de la escritura y en la libertad que cada creyente tiene para usar sus dones en el ministerio de la iglesia. Por lo cual hombres y mujeres debemos entender que la única forma para lograr un diálogo constructivo es a través de someternos a la autoridad de la Biblia y reconocer que nadie puede acercarse a la escritura de forma cien por ciento “objetiva”. Ni las mujeres, ni los hombres.
El Modelo de la Trinidad
Ahora, quiero que sepan que la cabeza del hombre es Cristo y que la cabeza de la mujer es el hombre y que la cabeza de Cristo es Dios. 1 Corintios 11:3
Aquí, Pablo dice que el hombre es la cabeza de la mujer. ¿Pero qué significa esto?
1. EL CONCEPTO CRISTIANO DE “CABEZA” SIGNIFICA SERVICIO.
Analicemos dos analogías. Primero, el hecho de que Cristo es descrito como cabeza del hombre implica que el hombre está sujeto a Cristo. Hay un elemento de sumisión. Sin embargo, esa autoridad que Cristo ejerce se expresa en servicio y sacrificio. Cristo ve nuestra necesidad y hace todo lo que es necesario para salvarnos. Cristo no buscaba lo suyo, por lo tanto, debemos hacer lo que sea por el bien de los que están a nuestro alrededor. Romanos 15:2-3 El ser cabeza es usar la autoridad para servir, para ayudar y buscar el bien del otro.
2. EL CONCEPTO CRISTIANO DE “CABEZA” CONLLEVA UNA ACTITUD DE SUMISIÓN RESPETUOSA ENTRE IGUALES.
Segundo. “La cabeza de Cristo es Dios”. Aunque Cristo es obviamente superior a cualquier ser humano, él y el Padre son iguales en poder, grandeza y dignidad. El Hijo no es inferior al Padre. Esta analogía prueba que ser “cabeza” no implica superioridad o inferioridad. Filipenses 2:6 nos dice que el Hijo era igual al Padre, sin embargo, toma voluntariamente un papel subordinado, obedeciendo al Padre para lograr nuestra salvación.
¿Qué podemos concluir de las analogías de Cristo como cabeza del hombre y de Dios como cabeza de Cristo?
3.” SER CABEZA” ES ALGO QUE ES OTORGADO ALGUIEN. EL QUE RECONOCE AL OTRO COMO CABEZA ES IGUAL AL QUE RECIBE LA POSICIÓN DE CABEZA. EL QUE RECIBE LA POSICIÓN DE CABEZA TIENE VERDADERA AUTORIDAD, PERO LA USA PARA SERVIR Y BENEFICIAR AL QUE LE RECONOCE COMO TAL.
EL PROBLEMA DE LOS TRADICONALISTAS
Cuando San Pablo dice (hablando sobre el papel de la mujer en la iglesia) que “la cabeza de la mujer es el hombre” ¿Qué significan estas palabras? La visión tradicional en muchos grupos cristianos es que la mujer es inferior y que no sirve para el liderazgo. Esto lleva a conclusiones erróneas de todo tipo como: “que la mujer debe quedarse en casa y no buscar una carrera profesional, ni ser líder en la comunidad, etc.” Esta posición acepta la analogía de Cristo como cabeza del hombre (en la que el hombre es evidentemente inferior a Cristo) pero no la de Dios como cabeza de Cristo (en la que Dios el Padre y Cristo son iguales). Dios manda al hombre y a la mujer que gobiernen la tierra (Génesis 1:28) y ambos son herederos de las bendiciones de la gracia de Dios (1 Pedro 3:7 y Gálatas 3:28) En 1 Corintios 11 Pablo nos hace notar que Eva proviene de Adán, “la mujer fue creada para el hombre, no el hombre para la mujer”. Sin embargo, en los versos 11 y 12 nos recuerda que cada varón es nacido de mujer, así es que el hombre depende de la mujer. El hombre no debe enseñorearse de la mujer con su autoridad “porque todas las cosas provienen de Dios.” La autoridad es derivada de Dios y parcial no absoluta. Ejercemos la autoridad como un acto de sumisión a Dios.
EL PROBLEMA DEL FEMINISMO
Casi todos los teólogos feministas se acercan a la enseñanza de Pablo diciendo: “lo que Pablo quería decir es que Eva fue tomada (surgió) de Adán. Muchos intérpretes señalan que la palabra “cabeza” (kephale) significa “fuente” no “autoridad.” Todos los que apoyan la ordenación de mujeres usan este argumento. El problema es que mientras que Cristo es el creador del ser humano, Dios no creó a Cristo. Dios no es la fuente de Cristo. Si se analiza la palabra kefale en griego, se puede probar que el significado más común está relacionado con autoridad y no con fuente. El Apóstol Pablo usa la palabra en los dos sentidos pues éstos no se contraponen. Pablo explica la autoridad del varón en el orden de la creación mientras que en 1 Corintios 11:3 la explica basado en el orden de la Trinidad.
La mayoría de los teólogos feministas interpretan los textos sobre la autoridad de los esposos convencidos de que cuando se habla de que la esposa es igual al marido, pero subordinada en sus funciones es solo un juego de palabras que representa una contradicción. Para ellos la igualdad y la subordinación son términos incompatibles. ‘-L Scanzoni and N. Hardesty. All We’re Meant to Be (Word, 1974), p. 110
Esta afirmación es crucial porque ignora de manera tajante la analogía de que Cristo siendo igual a Dios se somete a su voluntad tomando un papel de sumisión. También ignora la definición de “cabeza” presentada en 1 Corintios 11:3 igual que muchos tradicionalistas.
El modelo bíblico de “cabeza-autoridad” no apoya el modelo tradicional ni el feminista. Los feministas rechazan la idea de que la subordinación puede coexistir con la igualdad (aunque esta es la base de la relación en la trinidad). Los tradicionalistas creen que la subordinación es el producto de que el hombre es superior a la mujer. Los dos grupos tienen algo en común. Ambos creen que el modelo bíblico es inconsistente.
El siguiente paso es profundizar en como el modelo trinitario de autoridad-sumisión, entre iguales, se ve reflejado en el matrimonio, en la sociedad y en la iglesia.
EL MODELO EN EL MATRIMONIO
1. “LA CABEZA” NUNCA DEBE USAR SU AUTORIDAD PARA SATISFACER SUS DESEOS EGOÍSTAS.
En la relación matrimonial, la biblia manda a las mujeres que reconozcan la autoridad de sus maridos (Efesios 5:21) Esto no significa que el esposo debe tomar todas les decisiones o que él pueda decidir lo que él quiere cuando la esposa no está de acuerdo con él. “La cabeza” no debe usar su autoridad para su propia conveniencia (Romanos 15:2-3) “La cabeza” del matrimonio sacrifica sus deseos y necesidades para complacer y beneficiar a su compañera (Efesios 5:2)
2.” EL SER CABEZA” ES TENER LA AUTORIDAD PARA DECIDIR EN AQUELLOS CASOS EN LOS QUE NO ES POSIBLE LLEGAR A UN ACUERDO.
Si la esposa también tiene el derecho de decidir por tener autoridad (Efesios 5:21 - “sométanse unos a otros),” Entonces, ¿Cuál es la diferencia? “La cabeza” solo puede ejercer su autoridad cuando está convencido de que su pareja está haciendo algo que pone en peligro a la familia o al matrimonio. En el matrimonio hay solo dos votos, por lo tanto, la pregunta es ¿Qué hacer cuando en un caso no solo hay una diferencia en gustos o preferencias, sino cuando las dos partes realmente creen que el otro está en un error? En este caso no puede existir unidad a menos que uno de los dos tenga el derecho de dar el voto de calidad que resuelva el empate. Esa persona debe saber que junto con ese derecho también tiene la obligación y responsabilidad de rendir cuentas.
La Biblia instruye a la mujer para que en el matrimonio ella otorgue libremente ese “derecho” a su marido. Por otra parte, el marido debe darse cuenta de que el poder decidir cuando no se está de acuerdo en algo es solamente para ser usado en casos muy trascendentes, de hecho, el modelo del líder-siervo lleva a “la cabeza” a buscar complacer a su esposa en lugar de complacerse a sí mismo. Sin embargo, cuando existe la necesidad de tomar el liderazgo y la responsabilidad en un momento determinado, “la cabeza” deberá tomar la iniciativa y dirigir a través de su derecho a tomar la decisión final. La Pregunta que podríamos hacer en este caso es: ¿Por qué la mujer es la que tiene que someterse?
FUIMOS CREADOS A LA IMAGEN DE LA TRINIDAD.
La Biblia dice que el ser humano fue creado a la imagen y semejanza del Dios Trino. Las mujeres son llamadas a seguir el ejemplo de Cristo, el cual se subordinó a la voluntad del Padre. La pregunta que podríamos hacer en este punto es ¿Por qué el hijo se subordina al Padre? o ¿por qué es él quien tiene que renunciar a su autoridad? “Realmente no sabemos por qué, pero lo que si podemos afirmar es que, al someterse a la voluntad del Padre, el Hijo deja en claro su grandeza no su debilidad. El plan de Dios propuesto en la Biblia revela la grandeza de la mujer como un paralelo de la grandeza de Cristo.
La pregunta que debemos hacer después de analizar el orden de la autoridad en el matrimonio es: ¿Es el hombre la cabeza de la mujer en la sociedad? El testimonio de la biblia nos dice que no es así.
LA MUJER PUEDE TENER LIDERAZGO Y AUTORIDAD: EL MODELO DE LA SOCIEDAD.
Aún en el antiguo Israel cuando en muchas culturas la mujer era prácticamente propiedad de su marido o de su padre, las mujeres tuvieron la oportunidad de ejercer el poder civil. Aunque en las culturas circundantes las mujeres en general no podían heredar propiedades, las mujeres israelitas podrían heredar la propiedad de sus padres (Números 27:8). Débora se convirtió en una líder política, la presidenta de Israel (Jueces 4) y la biblia no dice que haya actuado de manera ilegal o fuera de la voluntad de Dios. No hay evidencia de que las mujeres tienen que someterse a los hombres en la sociedad. Dios no les impide ser ejecutivas, presidentes de bancos, presidentes de países, etc. Por lo tanto, podemos preguntarnos ¿Por qué entonces la Biblia sigue el modelo trinitario en el matrimonio y no en la sociedad?
La Biblia no nos da todas las respuestas a estas preguntas, pero una opción bíblica y legítima es que Dios se revela a sí mismo como un Dios paciente y misericordioso y que a pesar de que el mundo en general vive ajeno a sus mandatos y en algunos casos abiertamente en contra de Dios, él hace bien a todos (Mateo 5:44-45). Los cristianos reconocemos que la “gracia común”, es decir, el orden que Dios permite tener al mundo común (a los que no le conocen) incluye la posibilidad de que por ignorancia la gente viva sin obedecer sus mandatos (Romanos 2:11-15). Por esa gracia común y por el hecho de que el ser humano es pecador por naturaleza Dios ha permitido el desarrollo de la democracia donde las mujeres pueden participar en la sociedad en igualdad de circunstancias con el varón.
LA DEMOCRACIA ES PARA LA SOCIEDAD MIENTRAS QUE LA SUMISIÓN A LA AUTORIDAD ES PARA LA VIDA ESPIRITUAL.
Los cristianos apoyamos la democracia porque creemos en el pecado y en los problemas que acarrea el hecho de que una persona o grupo tengan dominio absoluto sobre los demás. Los no cristianos como Rousseau creen en la democracia porque piensan que el ser humano es bueno y sabio y por lo tanto nadie debe estar sometido a nadie. Esta es la visión del feminismo.
En el mundo, los cristianos apoyamos la democracia y estamos en contra de la monarquía debido al abuso que el ser humano hace de la autoridad. En un mundo caído debemos tratar a todos como iguales para evitar la opresión.
Sobre la democracia C.S. Lewis dice que la antigua autoridad de los reyes, sacerdotes, esposos y padres, y la antigua obediencia de los laicos, esposas e hijos no era algo degradante o malo en sí misma. Pero esa autoridad fue suprimida por que el ser humano se corrompió y abuso de ella. Es como la desnudez de Adán y Eva que era hermosa pero debido a la corrupción del ser humano tuvo que ser cubierta con ropa. El tratar de restaurar esa antigua autoridad en nuestros tiempos es como querer recuperar la belleza de la desnudez uniéndonos a un grupo nudista. La igualdad legal y económica son remedios absolutamente necesarios para la “Caída” y una forma de protegernos contra la crueldad humana.
En conclusión, podemos afirmar que el modelo de autoridad-sumisión es visto con recelo por el pecado. La gente abusa de la autoridad y por lo tanto toda autoridad debe ser electa y todas las personas deben tener derecho a tener posiciones de autoridad.
EL MODELO DE AUTORIDAD EN LA IGLESIA
Cuando analizamos lo que la Biblia enseña sobre la mujer-en-la-iglesia descubrimos un modelo diferente. A diferencia del matrimonio, la mujer en la iglesia no está sometida a todo varón, pero en contraste con el orden de la sociedad; en la iglesia existe un patrón que refleja el modelo de la Trinidad.
En el cristianismo, la mujer claramente es aceptada como compañera de ministerio. En este aspecto está mucho más avanzado que el judaísmo y otras religiones.
Las mujeres al igual que los varones eran consideradas partícipes del pacto con Dios (Hechos 1:14). Eran diaconisas (1 Timoteo 3:11; Romanos 16:2); líderes de ministerios. Esto quiere decir que no está mal que una mujer sea directora de un área de una organización para-eclesiástica o que una mujer no pueda dirigir ministerios evangelísticos, de discipulado o educativos. Tabita (Hechos 9:30) dirigía un ministerio de misericordia, Evodia y Síntique (Filipenses 4:2-3) trabajan con Pablo en evangelismo, Priscila instruyó y discipuló a Apolos (Hechos 18:26) y dirigía una iglesia en una casa (Romanos 16:4-5). De la misma manera que en el Antiguo Testamento las mujeres eran profetas y hablaban y oraban en público (1 Corintios 11:5). Por lo tanto, podemos ver que no hay evidencia de que la mujer no tenga acceso a cualquier ministerio, y, sin embargo, Pablo establece algunos límites.
EL OFICIO DE ANCIANA ESTÁ PROHIBIDO PARA LAS MUJERES.
Los ancianos deben ser varones (1 Timoteo 3:1-3). En 1 Timoteo 2:11 Pablo prohíbe a las mujeres que “enseñen con autoridad sobre los hombres”. En 1 Corintios 14:29-36, Pablo manda que las mujeres no deben participar en la decisión sobre si la enseñanza de un maestro es correcta, lo cual sería tener autoridad sobre el varón (Nota: El mandato de Pablo sobre que las mujeres deben de callar, no significa que nunca deben hablar en público. Eso sería una contradicción de 1 Corintios 11 donde Pablo afirma que las mujeres oran y profetizan. Lo que Pablo quiere decir es que las mujeres estén calladas cuando se juzgue la enseñanza de los profetas).
Los ancianos son líderes que admiten o rechazan a ciertas personas de la iglesia, mantienen un trabajo de “control de calidad”, velan por la pureza de la doctrina y tienen la autoridad para separar de la iglesia a alguien que sea hereje o no se arrepienta de sus pecados (1 Corintios 5:1-12). Por ejemplo, cuando un anciano le dice a un miembro de la iglesia: “Estás diciendo que los varones deben circuncidarse para ser salvos – esa es una enseñanza destructiva y antibíblica que daña la vida espiritual de los creyentes. Debes dejar de enseñar eso o si no debes salir de la iglesia”. Esto significa “enseñar con autoridad” y esto es un elemento exclusivo del oficio de anciano. Estas son las cosas que un anciano debe hacer y que son exclusivas de su ministerio. Todos los demás miembros de la iglesia pueden enseñar, discipular, servir y testificar.
También debemos considerar las cualidades que Dios impone al oficio de ancianos. Cuando la congregación elige a los ancianos, estos no deben ser personas que sean populares en la congregación sino personas que demuestran tener en general un carácter con las cualidades de 1 Timoteo 3. La mayoría de los hombres y todas las mujeres nunca serán ancianos. Esta posición no es algo que se puede obtener con trabajo y esfuerzo. Es el llamado de Dios como Rey de la iglesia a los varones.
¿Por qué Dios llama solo a ciertas personas para el oficio de ancianos? ¿Son esas personas más valiosas? De ninguna manera. Esto sería lo mismo que preguntar ¿Por qué Dios-Padre manda y Dios-Hijo se somete? La respuesta es: Porque ambos son igual de grandes y sabios, por lo tanto, ninguno de los dos guarda rencor por la forma en la que se desarrolla el patrón de “autoridad-obediencia”. Al contrario, ambos se regocijan en este orden.
El hecho de que la mujer no pueda ser “anciana de la iglesia” ¿Significa que no está calificada para el liderazgo? Lo que podemos decir es que este oficio no está diseñado para la mujer. Consideremos los diferentes tipos de liderazgo en Israel. Había profetas, reyes, sacerdotes y ancianos. Aunque los reyes tenían poder político y militar no podían participar en el ministerio de los sacerdotes. Por ejemplo, a Saúl se le prohibió ofrecer sacrificios.
Las mujeres podían ser profetas y dirigir el Estado (como la reina Atalia y Débora). Por otra parte, las mujeres nunca fueron llamadas a ser sacerdotisas o ancianas. No solamente las mujeres fueron excluidas del sacerdocio, todos los hombres que no fueran de la tribu de Leví no podían serlo. ¿Quiere decir esto que Dios era arbitrario? De ninguna manera, Dios estaba actuando como Rey. Él ha llamado a algunas personas a ciertos ministerios y a otros no. Algunas veces el llamado de Dios estaba determinado por el género, otras veces por la nacionalidad. Los que entendían el señorío de Dios se sometían con gusto a su voluntad.
LAS PROHIBICIONES QUE PABLO HACE A LA MUJER ¿NO SON SOLO PARA UNA SITUACIÓN ESPECÍFICA EN CIERTAS IGLESIAS DE CIERTO CONTEXTO HISTÓRICOS?
Las personas que apoyan el movimiento feminista no han reconocido la dificultad que conlleva mantener una posición ortodoxa hacia la biblia y al mismo tiempo rechazar la enseñanza de Pablo sobre el ministerio de la mujer en la iglesia. Normalmente sostienen dos posiciones:
1. Afirman que debemos hacer una distinción entre normas absolutas y consejos para ciertas circunstancias. Es decir, la enseñanza de Pablo sobre las mujeres y la autoridad fue dirigida a ciertas iglesias en un cierto tiempo.
El problema con esta posición es que todo lo que Pablo escribió fue escrito para circunstancias específicas. Todos sus escritos son cartas, no ensayos teológicos. Esas cartas fueron dirigidas a iglesias que tenían circunstancias específicas. Cuando Pablo dice a los Gálatas que en Cristo no hay judío ni griego, hombre o mujer está atendiendo un problema específico de la iglesia en Galacia y sin embargo nadie dice que eso solo aplica a esa iglesia. Cuando dice: “no permito a la mujer enseñar o tener autoridad sobre el hombre.” Está hablándole a un hombre (Timoteo) quien tenía la misión de plantar Iglesias y establecer una estructura para las nuevas iglesias. 1 Timoteo es una carta sobre cómo establecer ancianos y diáconos, y en general como organizar la iglesia. Si seguimos el modelo de interpretación propuesto por los feministas entonces 1 Timoteo es solo una carta específica para una situación en particular y no debemos aplicar su enseñanza a nuestra situación actual. El empezar a distinguir entre principios eternos y principios para un tiempo específico crea un serio problema teológico que establece un canon dentro del canon en el cual la opinión individual es la fuente que determina lo que debemos aplicar a nuestras circunstancias. Este es el camino directo a la herejía. De hecho, si la ordenación de las mujeres es un asunto de “justicia”, entonces sería una tragedia teológica e histórica, en la cual el hecho de que Pablo mande a ciertas mujeres en cierto tiempo abstenerse de ejercer autoridad en una iglesia debería ser considerado una acción abusiva y denigrante. La enseñanza de Pablo sería una injusticia ¿Cómo sostenemos la infalibilidad bíblica con un razonamiento como este?
2. La segunda forma en la que las feministas evangélicas responden a la enseñanza de San Pablo es afirmar que él cometió un error.
Esta es la posición de aquellos que abogan para que la mujer tenga acceso a la ordenación.
Casi todas las y los feministas señalan que existen dificultades en varios pasajes que hablan sobre la mujer. Por ejemplo ¿Qué significa la frase “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”. (1 Corintios 11:10)? O “Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.” Los feministas afirman que nadie sabe lo que estos pasajes significan. Sin embargo, aún con la dificultad que representan estos pasajes, el apóstol Pablo deja en claro que las mujeres están excluidas del oficio de gobierno en la iglesia. Esta enseñanza no gusta a los feministas quienes la encuentran retrógrada y contraria al resto de la Biblia. La posición feminista cuestiona la pureza e infalibilidad de la biblia, asumiendo una actitud de superioridad que puede determinar que partes de la escritura son más puros que otros. Si la Biblia es nuestra autoridad máxima ¿Cómo podemos decir que hay cosas erróneas en ella? ¿Es nuestro entendimiento superior a la Escritura?
Concluimos que la biblia no niega a la mujer ejercer sus dones y talentos y que ella es capaz de llevar a cabo los mismos ministerios que cualquier otro varón que no es un anciano de la iglesia. De la misma manera afirmamos que la biblia prohíbe a la mujer ejercer el oficio de anciana.