Todos los que creemos que Cristo es nuestro Señor y Salvador, debemos recordar que Él nos llama por nuestro nombre para enviarnos en una misión para establecer Su Reino en la tierra. Cuando entendemos esto, entonces nuestras vocaciones y el trabajo diario son la expresión de nuestra identidad y no la fuente de nuestra identidad.
Un cristiano debería recordar que representa a Cristo ahí donde está, en el hogar, en el trabajo, en la diversión y en todas sus relaciones. Además que Dios 10 formó para trabajar y que ese trabajo ahora en la fe de Cristo se convierte en un instrumento que sirve para que Dios siga manifestando su gloria y su amor por el mundo caído, por un mundo que esta en constante conicto y en dolor.
EI evangelio, es decir, la fe en la vida, muerte y resurrección de Cristo, nos lleva inevitablemente a reconocer 10 negativo de establecer una identidad sobre la base de nuestras ocupaciones cotidianas y a plantearnos como debemos recuperar el sentido del trabajo de acuerdo con el plan de Dios y la forma en la que fuimos creados. Nuestra identidad en Cristo debe ser la oportunidad para ver nuestro trabajo como una expresión de esa identidad y arrepentirnos de buscar nuestra paz en las estructuras corruptas del mundo.
Oremos por la paz y la prosperidad de la Ciudad de México