Predestinación significa que nuestro destino final, el cielo o el
infierno, está decidido por Dios no sólo antes de llegar allí, sino
antes de que nazcamos. Desde toda la eternidad, Dios decidió salvar a
algunos miembros de la raza humana y dejar que el resto pereciera. Dios
escogió a algunos para ser salvados y gozar de eterna bienaventuranza en
el cielo y escogió pasar por alto a los otros, dejándolos seguir las
consecuencias de sus pecados en el tormento eterno del infierno.
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